31 oct 2009

Manuel Machado (España)

Adelfos



Yo soy como las gentes que a mi tierra vinieron
- soy de una raza mora, vieja amiga del sol-,
que todo lo ganaron y todo lo perdieron.
Tengo el alma de nardo del árabe español.
Mi voluntad se ha muerto una noche de luna
en que era muy hermoso no pensar ni querer...
Mi ideal es tenderme, sin ilusión ninguna...
De cuando en cuando, un beso y un nombre de mujer.
En mi alma, hermana de la tarde, no hay contornos...
y la rosa simbólica de mi única pasión
es una flor que nace en tierras ignoradas
y que no tiene aroma, ni forma, ni color.
Besos, ¡pero no darlos!... Gloria..., ¡la que me deben!
¡Que todo como un aura se venga para mí!
Que las olas me traigan y las olas me lleven
y que jamás me obliguen el camino a elegir.
¡Ambición!, no la tengo. ¡Amor!, no lo he sentido.
No ardí nunca en un fuego de fe ni gratitud.
Un vago afán de arte tuve... Ya lo he perdido.
Ni el vicio me seduce, ni adoro la virtud.
De mi alta aristocracia dudar jamás se pudo.
No se ganan se heredan elegancia y blasón...
Pero el lema de casa, el mote del escudo,
es una nube vaga que eclipsa un vano sol.
Nada os pido. Ni os amo ni os odio. Con dejarme,
lo que hago por vosotros hacer podéis por mí...
¡Que la vida se tome la pena de matarme,
ya que yo no me tomo la pena de vivir!...
Mi voluntad se ha muerto una noche de luna
en que era muy hermoso no pensar ni querer...
De cuando en cuando un beso, sin ilusión ninguna.
¡El beso generoso que no he de devolver!


Foto: Mariana Carmona

Vicente Franz Cecim (Brasil)

Música do Sangue das Estrelas


A impaciência das sementes




O laço estava armado E o sol se pôs,
com um rumor escuro,
para que o animal conhecesse a armadilha,
para que a armadilha conhecesse o animal
Quantas vezes eu
esperei por ti, minha Sombra
e em mim nenhum passo foi dado que anunciasse a
Tua chegada
Para que haja um espírito, as florestas cantam ventos
Existe uma árvore rara
dando seu fruto à vida
E ninguém sabe porque
os sóis brotam todo dia



La impaciencia de las simientes



El lazo estaba armado Y el sol se puso,
con un rumor oscuro,
para que el animal conociese la trampa,
para que la trampa conociese al animal
Cuantas veces yo
esperé por ti, mi Sombra
y en mí no se dio ningún paso que anunciase
Tu llegada
para que exista un espíritu, las florestas cantan vientos
Existe un árbol raro
dándole su fruto a la vida
Y nadie sabe porqué
los soles brotan todos los días


(Traducción del Autor)

Mariana Ianelli (Brasil)

Passagens

Imaginamos – “já basta”,
Mas ainda era preciso
Que nos misturássemos aos mortos,
Que cedêssemos juntos
E nos causássemos asco
Por termos assistido de frente
Ao nosso estado miserável.
Uma história de séculos parou,
Desprovida do governo dos homens,
Talvez por um segredo mau
Que nos induziu a entoar em falsete
Uma prece unânime pela derrota.
Dos lugares de passagem
Não fica o espaço transitório do nosso corpo,
Mas a lembrança de terem abolido
O nosso convívio com a terra
Durante os trabalhos e os cantos.
Dessa fraqueza que entorpece
Sobe um cheiro de coisa pestilenta
Que pega nas mãos, na veia importante,
Na nossa cabeça já muito doente.
Todos nós caímos em desgraça.



Eu escrevi a minha desventura.
Uma única noite em dez anos
E o seu poder sobre mim estava consumado.
Talvez eu não devesse dizer, mas
Na escuridão eu desci, renascendo.
Entendi o alento das multidões
Quando cantam com sua fé
Tão impregnada de ignorância.
Estive entre os homens comuns
Que exibem na pele o signo da revolta,
Também eu gravei na minha pele
O sentimento da intolerância.
Desejei alguém para animar essa existência
Que no silêncio eu via diariamente morta.
Desde então percebi em mim
A tua forma satânica,
Um par de asas negras fechadas sobre a face,
Uma beleza de tal modo cinzenta
Que eu te chamei como quem chama a si próprio.



Tinha de ser o caos.
A descida do pai libertou
O demônio confinado nos seus filhos.
Pela fantasia de infringir,
Pela analogia do sangue,
Os herdeiros da casa velha se engalfinham.
Chovia no caminho de tábuas,
Ao pé da escada do pátio, a lama cheirava bem
E a infância mostrava suas vísceras.
Hoje, muito tempo separa os irmãos
Deste primeiro conhecimento da vida.
Desapareceram as imagens que a lembrança discernia
De todo o imenso cortinado de ilusões,
O pátio envelheceu como envelheceram os meninos
- Sem dar pela ruína da transformação.
O luto da família, que se cumpre com disciplina,
A tradição das noites de ofício na voz do pai,
O culto das letras eruditas,
Tudo isso ardeu no fogo de um sabá.
Deitados na mesma cama, ensandecidos,
Os irmãos se possuem. E gritam.



Oráculo de uma só resposta,
Entrega amor aos teus discípulos,
Enfarta-os com o amor
Que é sumo veneno para quem pensa,
E nenhum deles ousará novamente
Entrar nos teus mistérios.
Diz que uma febre se esconde
No seio do próximo inverno,
Que os horizontes estão se fechando
Para todos os ascetas.
A iminência de uma tragédia
Acordará os instintos rebeldes
Que vagavam na atmosfera, entre homens,
Como mais um elemento da natureza.
Vê a cólera explodindo,
O vazio aberto pela nostalgia do presente,
Vê a raposa da montanha arreganhando os seus dentes.
Por ti uma aldeia estremece
Ao sentir que o futuro se apressa.
Torna colossal o teu segredo, oráculo –
Traz o temporal, mas não tragas a febre.


Do livro Passagens (ed. Iluminuras, 2003)



Passagens


Imaginábamos – “ya basta”,
pero aún era preciso
que nos mezcláramos a los muertos,
que cediéramos juntos
y nos causáramos asco
por habernos visto de frente
nuestro estado miserable.
Una historia de siglos quedó paralizada,
desprovista del gobierno de los hombres,
tal vez por un secreto mal
que nos indujo a entonar en falsete
un ruego unánime por la derrota.
De los lugares de paso
no queda el espacio transitorio de nuestro cuerpo,
pero sí el recuerdo de habérsenos abolido
nuestra convivencia profunda con la tierra
durante los trabajos y los cantos.
De esa impotencia que más bien estorba
sube un olor a cosa pestilente
que impregna las manos y la arteria,
nuestra cabeza ya muy enferma.
Todos nosotros caímos en desgracia.



Yo escribí mi desventura.
Una única noche en diez años
Y tu poder sobre mí estaba consumado.
Tal vez no lo debiera decir, pero
En la oscuridad yo descendí, renaciendo.
Entendí el aliento de las multitudes
Cuando cantan con su fe
Tan impregnada de ignorancia.
Estuve entre los hombres comunes
Que exhiben en la piel el signo de la revuelta,
También yo grabé en la piel
El sentimiento de la intolerancia.
He deseado a alguien para animar esta existencia
Que en el silencio veía diariamente muerta.
Desde entonces percibí en mí
Tu forma satánica,
Un par de alas negras cerradas sobre el rostro,
Una belleza de tal modo cenicienta
Que te llamé como quien estuviera llamándose a sí mismo.


Tenía que ser el caos.
El descenso del padre liberó
El demonio confinado en sus hijos.
Por la fantasía de infringir,
Por la analogía de la sangre,
Los herederos de la casa vieja se agarran uno al otro.
Llovía sobre el camino de tablas,
Al pie de la escalera del patio el barro olía bien
Y la infancia mostraba sus vísceras.
Hoy, demasiado tiempo separa a los hermanos
De este primer conocimiento de la vida.
Desaparecieron las imágenes que el recuerdo discernía
De todo lo inmenso cortinado de ilusiones,
El patio envejeció del mismo modo que envejecieron los niños
-Sin dar por la ruina de la transformación.
El luto de la familia, que se cumple con disciplina,
La tradición de las noches de oficio en la voz del padre,
El culto de las letras eruditas,
Todo eso ardió en el fuego de un sabath.
Acostados en la misma cama, enloquecidos,
Los hermanos se poseen. Y gritan.



Oráculo de una sola respuesta,
Entrega amor a tus discípulos,
Sácialos con el amor
Que es sumo veneno para quien piensa,
Y ninguno de ellos osará nuevamente
Entrar en tus misterios.
Di que una fiebre se esconde
En el seno del próximo invierno,
Que los horizontes se están cerrando
Para todos los ascetas.
La inminencia de una tragedia
Despertará los instintos más rebeldes
Que vagan por la atmósfera, entre hombres,
Como un elemento más de la naturaleza.
Observa la cólera estallando,
El vacío abierto por la nostalgia del presente,
Mira al zorro de la montaña rechinándonos los dientes.
Por ti una aldea se estremece
Al sentir que el futuro se apresura.
Torna colosal tu secreto, oráculo –
Trae el temporal, pero no traigas la fiebre.


Traducción : M. Palacios

Aníbal Albornoz Ávila (Argentina)

MADRIGAL DE LA NIEVE OSCURA



En la casa del minero muerto
su ropa huérfana tiene un silencio de maderas.

En los pliegues de una camisa,
la luz, en su porfía, desabriga
para siempre una llaga
de alma rota;
y desde su bufanda, de gris viejo,
cuelga una melancolía de lana
sin aliento.

(La ropa siempre es un desconsuelo en la casa
de un hombre que ya no llegará con sus pasos).

En una puerta, al fondo del silencio,
en donde los zapatos aún tienen su nieve,
y los abrigos del perchero
cobijan desamparos,
un recuerdo, como una palabra efímera,
despierta en una foto:

¡Una fiesta y corderos entre el fuego,
y árboles y mineros y tréboles
y diciembre, de algún año!

Nada más que eso. Nada más.
Y la inclemencia.

Sobre las ventanas de la intemperie nevada,
el viento bestial tiene el instinto del fuego
cuando va hacia su ceniza,
y poco a poco,
aquí y allá,
muere entre la noche y los techos,
como un blanco animal que abarca
el cielo.

En la casa, en una habitación trémula,
un pañuelo es un adiós en un bolsillo,
y una lámpara añeja bosteza
una oscuridad irremediable entre una cama
y el espeso maderal de los postigos.

La angustia del metal de un caño, como un deudo
de las cosas, deja oír en el silencio
la obstinación abismal
de una gota de agua
cayendo y
cayendo en la cocina;
agua que será de ahí en más una lágrima
insistente en el litoral de los sollozos.

Hasta que un día de cualquier tiempo,
alguien, en esa casa, nombrará
al hombre muerto,
y, desde entonces, incesante,
como un credo, el recuerdo habitará
la nostalgia para siempre.

En los pueblos de la cuenca, por los deshojados
pañuelos de los vientos,
llora la noche conmovida.

Nada más que eso. Nada más.
Y la tristeza.


Foto: Agostina Rosso

Affonso Romano de Sant'Anna (Brasil)

NOVO GÊNESIS


No primeiro dia
o Demônio criou o universo e tudo o que nele há
-e viu que era bom.

No segundo dia
criou a cobiça, a usura, a inveja, a gula, a preguiça, a soberba, a ira
a que chamou de sete virtudes capitais
-e viu que era bom.

No terceiro dia criou as guerras.
No quarto dia criou as epidemias.
No quinto dia criou a opressão.
No sexto dia criou a mentira.
E no sétimo dia, quando ia descansar,
houve um rebelião na hierarquia dos anjos
e um deles, de nome Deus,
quis reverter a ordem geral das coisas,
mas foi exilado
na pior parte do Inferno -os Céus.

Desde então
O Demônio e suas hostes continuam firmes
na condução dos negócios universais,
embora volta e meia um serafim, um querubim
e algum filho de Deus, desencadeiem protestos, milagres, revoluções
querendo impingir o Bem onde há o Mal.

Porém não têm tido muito êxito até agora,
exceto em alguns casos particulares
que não alteraram em nada a marcha geral da história.



NUEVO GÉNESIS


En el primer día
el Demonio crió el universo y todo lo que hay en él
y vio que era bueno

En el segundo día
creó la codicia, la usura, la envidia, la gula, la pereza, la soberbia, la ira que llamó siete virtudes capitales
y vio que era bueno

En el tercer día creo las guerras.
En el cuarto día creó las epidemias.
En el quinto día creo la opresión.
En el sexto día creó la mentira
y en el séptimo día, cuando iba a descansar,
hubo una rebelión en la jerarquía de los ángeles
y uno de ellos, de nombre Dios,
quiso revertir el orden general de las cosas,
pero fue exiliado
en la peor parte del Infierno – los Cielos.

Desde entonces
el Demonio y sus huestes continúan firmes
en la conducción de los negocios universales,
aunque cada cierto tiempo un serafín, un querubín
y algún hijo de Dios, provoquen protestas, milagros, revoluciones
queriendo forzar el Bien donde hay Mal.

Sin embargo no han sido muy exitosos hasta el momento,
excepto en casos particulares
que no alteraron en nada la marcha general de la historia.


Traducción : Adán Méndez

Manuel Castilla (Argentina)

Cantos del Gozante (1972)



Tiznado de Infinito


Entren conmigo a lo hondo de la noche, a su arena más negra,
y tráiganme a la tierra de la mano, ya ciego, tiznado de infinito.

Yo sé que así, a tanteos, voy a sentir las cosas.

Les contaré cómo nacía la miel en las abejas
la vez que se soñaban poseyendo a la lluvia.

Que al tocar al racimo verde del banano naciendo,
sentí llegar, tímidos, los marfiles
y cuando entre mis dedos se derramaba el polen
vi venir amarillo del desierto siendo recién el viento.

Que oí trepar el agua desde arcillas sumidas
y en una muchedumbre de hojas y de tallos
hacerse sombra y ensanchar su reposo hasta ser el silencio.

Toquen el pecho de los guacamayos,
hundan la mano entre plumaje y carne
y sentirán el huevo donde germina el cielo.

Y si andan en la tierra lisa y ocre de Oruro
y ven alzarse de la arena mineral la corola
lila y celeste de una flor pequeñita,
no vayan a pisarla porque van a quebrarle
la espuma de su nombre: Saliva de la Virgen.

Si palpo una semilla escuchará mi sangre desenroscarse como baba de araña
toda la roca de los palos santos,
y si toco una gota del semen del jaguar donde nadan sus ojos,
sabré que desde su hambre saltó la primera chispa de los grandes incendios.

Iré pisando las cenizas más viejas
y si caigo de boca sobre ellas con el sueño
seré una rama verde naciendo desde esa apaciguada carne del humo.

Entren conmigo a lo hondo de la noche.

Octubre, 1971

Fernando Pessoa (Portugal)

TABACARIA

Não sou nada.
Nunca serei nada.
Não posso querer ser nada.
À parte isso, tenho em mim todos os sonhos do mundo.

Janelas do meu quarto,
Do meu quarto de um dos milhões do mundo que ninguém sabe quem é
(E se soubessem quem é, o que saberiam?),
Dais para o mistério de uma rua cruzada constantemente por gente,
Para uma rua inacessível a todos os pensamentos,
Real, impossivelmente real, certa, desconhecidamente certa,
Com o mistério das coisas por baixo das pedras e dos seres
Com a morte a pôr umidade nas paredes e cabelos brancos nos homens.
Com o Destino a conduzir a carroça de tudo pela estrada de nada.
Estou hoje vencido, como se soubesse a verdade.
Estou hoje lúcido, como se estivesse para morrer,
E não tivesse mais irmandade com as coisas
Senão uma despedida, tornando-se esta casa e este lado da rua
A fileira de carruagens de um comboio, e uma partida apitada
De dentro da minha cabeça,
E uma sacudidela dos meus nervos e um ranger de ossos na ida.

Estou hoje perplexo, como quem pensou e achou e esqueceu.
Estou hoje dividido entre a lealdade que devo
À Tabacaria do outro lado da rua, como coisa real por fora,
E à sensação de que tudo é sonho, como coisa real por dentro.

Falhei em tudo.
Como não fiz propósito nenhum, talvez tudo fosse nada.
A aprendizagem que me deram,
Desci dela pela janela das traseiras da casa.
Fui até ao campo com grandes propósitos.
Mas lá encontrei só ervas e árvores,
E quando havia gente era igual à outra.
Saio da janela, sento-me numa cadeira.
Em que hei de pensar?

Que sei eu do que serei, eu que não sei o que sou?
Ser o que penso? Mas penso ser tanta coisa!
E há tantos que pensam ser a mesma coisa que não pode haver tantos!
Gênio? Neste momento
Cem mil cérebros se concebem em sonho gênios como eu ,
E a história não marcará, quem sabe?, nem um,
Nem haverá senão estrume de tantas conquistas futuras.
Não, não creio em mim.
Em todos os manicômios há doidos malucos com tantas certezas!
Eu, que não tenho nenhuma certeza, sou mais certo ou menos certo?
Não, nem em mim...
Em quantas mansardas e não-mansardas do mundo.
Não estão nesta hora gênios-para-si-mesmos sonhando.
Quantas aspirações altas e nobres e lúcidas -
Sim, verdadeiramente altas e nobres e lúcidas -,
E quem sabe se realizáveis,
Nunca verão a luz do sol real nem acharão ouvidos de gente?
0 mundo é para quem nasce para o conquistar
E não para quem sonha que pode conquistá-lo, ainda que tenha razão.
Tenho sonhado mais que o que Napoleão fez.
Tenho apertado ao peito hipotético mais humanidades do que Cristo,
Tenho feito filosofias em segredo que nenhum Kant escreveu.
Mas sou, e talvez serei sempre, o da mansarda,
Ainda que não more nela;
Serei sempre o que não nasceu para isso;
Serei sempre só o que tinha qualidades;
Serei sempre o que esperou que lhe abrissem a porta ao pé de uma parede sem porta,
E cantou a cantiga do Infinito numa capoeira,
E ouviu a voz de Deus num paço tapado.
Crer em mim? Não, nem em nada.
Derrame-me a Natureza sobre a cabeça ardente
0 seu sol, a sua chuva, o vento que me acha o cabelo,
E o resto que venha se vier, ou tiver que vir, ou não venha.
Escravos cardíacos das estrelas,
Conquistamos todo o mundo antes de nos levantar da cama;
Mas acordamos e ele é opaco,
Levantamo-nos e ele é alheio,
Saímos de casa e ele é a terra inteira,
Mais o sistema solar e a Via Láctea e o Indefinido.

(Come chocolates, pequena; Come chocolates!
Olha que não há mais metafísica no mundo senão chocolates.
Olha que as religiões todas não ensinam mais que a confeitaria.
Come, pequena suja, come!
Pudesse eu comer chocolates com a mesma verdade com que comes!
Mas eu penso e, ao tirar o papel de prata, que é de folha de estanho,
Deito tudo para o chão, como tenho deitado a vida.)
Mas ao menos fica da amargura do que nunca serei
A caligrafia rápida destes versos,
Pórtico partido para o Impossível.
Mas ao menos consagro a mim mesmo um desprezo sem lágrimas,
Nobre ao menos no gesto largo com que atiro
A roupa suja que sou, sem rol, pra o decurso das coisas,
E fico em casa sem camisa.

(Tu, que consolas, que não existes e por isso consolas,
Ou deusa grega, concebida como estátua que fosse viva,
Ou patrícia romana, impossivelmente nobre e nefasta,
Ou princesa de trovadores, gentilíssima e colorida,
Ou marquesa do século dezoito, decotada e longínqua,
Ou cocote célebre do tempo dos nossos pais,
Ou não sei quê moderno - não concebo bem o quê -,
Tudo isso, seja o que for, que sejas, se pode inspirar que inspire!
Meu coração é um balde despejado.
Como os que invocam espíritos invocam espíritos invoco
A mim mesmo e não encontro nada.
Chego à janela e vejo a rua com uma nitidez absoluta.
Vejo as lojas, vejo os passeios, vejo os carros que passam,
Vejo os entes vivos vestidos que se cruzam,
Vejo os cães que também existem,
E tudo isto me pesa como uma condenação ao degredo,
E tudo isto é estrangeiro, como tudo.)
Vivi, estudei, amei, e até cri,
E hoje não há mendigo que eu não inveje só por não ser eu.
Olho a cada um os andrajos e as chagas e a mentira,
E penso: talvez nunca vivesses nem estudasses nem amasses nem cresses
(Porque é possível fazer a realidade de tudo isso sem fazer nada disso);
Talvez tenhas existido apenas, como um lagarto a quem cortam o rabo
E que é rabo para aquém do lagarto remexidamente.

Fiz de mim o que não soube,
E o que podia fazer de mim não o fiz.
0 dominó que vesti era errado.
Conheceram-me logo por quem não era e não desmenti, e perdi-me.
Quando quis tirar a máscara,
Estava pegada à cara.
Quando a tirei e me vi ao espelho, Já tinha envelhecido.
Estava bêbado, já não sabia vestir o dominó que não tinha tirado.
Deitei fora a máscara e dormi no vestiário
Como um cão tolerado pela gerência Por ser inofensivo
E vou escrever esta história para provar que sou sublime.

Essência musical dos meus versos inúteis,
Quem me dera encontrar-te como coisa que eu fizesse
E não ficasse sempre defronte da Tabacaria de defronte,
Calcando aos pés a consciência de estar existindo,
Como um tapete em que um bêbado tropeça
Ou um capacho que os ciganos roubaram e não valia nada.

Mas o Dono da Tabacaria chegou à porta e ficou à porta.
Olho-o com o desconforto da cabeça mal voltada
E com o desconforto da alma mal-entendendo.
Ele morrerá e eu morrerei.
Ele deixará a tabuleta, eu deixarei versos.
A certa altura morrerá a tabuleta também, e os versos também.
Depois de certa altura morrerá a rua onde esteve a tabuleta,
E a língua em que foram escritos os versos.
Morrerá depois o planeta girante em que tudo isto se deu.
Em outros satélites de outros sistemas qualquer coisa como gente
Continuará fazendo coisas como versos e vivendo por baixo de coisas como tabuletas,
Sempre uma coisa defronte da outra, Sempre uma coisa tão inútil como a outra ,
Sempre o impossível tão estúpido como o real,
Sempre o mistério do fundo tão certo como o sono de mistério da superfície,
Sempre isto ou sempre outra coisa ou nem uma coisa nem outra.
Mas um homem entrou na Tabacaria (para comprar tabaco?)
E a realidade plausível cai de repente em cima de mim.
Semiergo-me enérgico, convencido, humano,
E vou tencionar escrever estes versos em que digo o contrário.

Acendo um cigarro ao pensar em escrevê-los
E saboreio no cigarro a libertação de todos os pensamentos.
Sigo o fumo como uma rota própria,
E gozo, num momento sensitivo e competente,
A libertação de todas as especulações
E a consciência de que a metafísica é uma conseqüência de estar mal disposto.

Depois deito-me para trás na cadeira
E continuo fumando.
Enquanto o Destino mo conceder, continuarei fumando.

(Se eu casasse com a filha da minha lavadeira
Talvez fosse feliz.)
Visto isto, levanto-me da cadeira. Vou á janela.

0 homem saiu da Tabacaria (metendo troco na algibeira das calças?).
Ah, conheço-o; é o Esteves sem metafísica.
(0 Dono da Tabacaria chegou á porta.)
Como por um instinto divino o Esteves voltou-se e viu-me.
Acenou-me adeus, gritei-lhe Adeus ó Esteves!, e o universo
Reconstruiu-se-me sem ideal nem esperança, e o dono da tabacaria sorriu.



TABAQUERÍA


Nunca seré nada.
No puedo querer ser nada.
Aparte de esto, tengo en mí todos los sueños del mundo.

Ventanas de mi cuarto,
Cuarto de uno de los millones en el mundo que nadie sabe quién son
(Y si lo supiesen, ¿qué sabrían?)
Ventanas que dan al misterio de una calle cruzada constantemente por la gente,
Calle inaccesible a todos los pensamientos,
Real, imposiblemente real, cierta, desconocidamente cierta,
Con el misterio de las cosas bajo las piedras y los seres,
Con el de la muerte que traza manchas húmedas en las paredes,
Con el del destino que conduce al carro de todo por la calle de nada.
Hoy estoy convencido como si supiese la verdad,
Lúcido como su estuviese por morir
Y no tuviese más hermandad con las cosas que la de una despedida,
Y la hilera de trenes de un convoy desfila frente a mí
Y hay un largo silbido
Dentro de mi cráneo
Y hay una sacudida en mis nervios y crujen mis huesos en la arrancada.

Hoy estoy perplejo, como quien pensó y encontró y olvidó,
Hoy estoy dividido entre la lealtad que debo
A la Tabaquería del otro lado de la calle, como cosa real por fuera,
Y la sensación de que todo es sueño, como cosa real por dentro.

Fallé en todo.
Como no tuve propósito alguno tal vez todo fue nada.
Lo que me enseñaron
Lo eché por la ventana del traspatio.
Ayer fui al campo con grandes propósitos.
Encontré sólo hierbas y árboles
Y la gente que había era igual a la otra.
Dejo la ventana y me siento en una silla. ¿En qué he de pensar?

¿Qué puedo saber de lo que seré, yo que no sé lo que soy?
¿Ser lo que pienso? ¡Pienso ser tantas cosas!
¡Y hay tantos que piensan ser esas mismas cosas que no podemos ser tantos!

¿Genio? En este momento
Cien mil cerebros se creen en sueños genios como yo
Y la historia no recordará, ¿quién sabe?, ni uno,
Y sólo habrá un muladar para tantas futuras conquistas.
No, no creo en mí.
¡En tantos manicomios hay tantos locos con tantas certezas!
Yo, que no tengo ninguna ¿puedo estar en lo cierto?
No, en mí no creo.
¿En cuántas buhardillas y no-buhardillas del mundo
Genios-para-sí-mismos a esta hora están soñando?
¿Cuántas aspiraciones altas y nobles y lúcidas
-Sí, de veras altas y nobles y lúcidas-
Quizá realizables,
No verán nunca la luz del sol real ni llegarán a oídos de la gente?

El mundo es para los que nacieron para conquistarlo
No para los que sueñan que pueden conquistarlo, aunque tengan razón.
He soñado más que todas las hazañas de Napoleón.
He abrazado en mi pecho hipotético más humanidades que Cristo,
He pensado en secreto más filosofías que las escritas por ningún Kant.
Soy y seré siempre el de la buhardilla,
Aunque no viva en ella.
Seré siempre el que no nació para eso.
Seré siempre sólo el que tenía algunas cualidades,
Seré siempre el que aguardó que le abrieran la puerta frente a un muro que no tenía puerta,
El que cantó el cántico del Infinito en un gallinero,
El que oyó la voz de Dios en un pozo cegado.
¿Creer en mí? Ni en mí ni en nada.
Derrame la naturaleza su sol y su lluvia
Sobre mi ardiente cabeza y que su viento me despeine
Y después que venga lo que viniere o tiene que venir o no ha de venir.
Esclavos cardíacos de las estrellas,
Conquistamos al mundo antes de levantarnos de la cama;
Nos despertamos y se vuelve opaco;
Salimos a la calle y se vuelve ajeno,
Es la tierra y el sistema solar y la Vía Láctea y lo Indefinido.

Come chocolates, muchacha,
¡Come chocolates!
Mira que no hay metafísica en el mundo como los chocolates,
Mira que todas las religiones enseñan menos que la confitería.
¡Come, sucia muchacha, come!
¡Si yo pudiese comer chocolates con la misma verdad con que tú los comes!
Pero yo pienso y al arrancar el papel de plata, que es de estaño,
Echo por tierra todo, mi vida misma.)

Queda al menos la amargura de lo que nunca seré,
La caligrafía rápida de estos versos,
Pórtico que mira hacia lo imposible.
Al menos me otorgo a mí mismo un desprecio sin lágrimas,
Noble al menos por el gesto amplio con que arrojo,
Sin prenda, la ropa sucia que soy al tumulto del mundo
Y me quedo en casa sin camisa.

(Tú que consuelas y no existes, y por eso consuelas,
Diosa griega, estatua engendrada viva,
Patricia romana, imposible y nefasta,
Princesa de los trovadores, escotada marquesa del dieciocho,
Cocotte célebre del tiempo de nuestros abuelos,
O no sé cual moderna -no acierto bien la cual-
Sea lo que seas y la que seas, ¡si puedes inspirar, inspírame!
Mi corazón es un balde vacío.
Como invocan espíritus los que invocan espíritus me invoco,
Me invoco a mí mismo y nada aparece.
Me acerco a la ventana y veo la calle con una nitidez absoluta.
Veo las tiendas, la acera, veo los coches que pasan,
Veo los entes vivos vestidos que pasan,
Veo los perros que también existen,
Y todo esto me parece una condena a la degradación
Y todo esto, como todo, me es ajeno.)

Viví, estudié, amé y hasta tuve fe.
Hoy no hay mendigo al que no envidie sólo por ser él y no yo.


En cada uno veo el andrajo, la llaga y la mentira.
Y pienso: tal vez nunca viviste, ni estudiaste, ni amaste, ni creíste
(Porque es posible dar realidad a todo esto sin hacer nada de todo esto.)
Tal vez has existido apenas como la lagartija a la que cortan el rabo
Y el rabo salta, separado del cuerpo.

Hice conmigo lo que no sabía hacer.
Y no hice lo que podía.
El disfraz que me puse no era el mío.
Creyeron que yo era el que no era, no los desmentí y me perdí.
Cuando quise arrancarme la máscara,
La tenía pegada a la cara.
Cuando la arranqué y me vi en el espejo,
Estaba desfigurado.
Estaba borracho, no podía entrar en mi disfraz.
Lo acosté y me quedé afuera,
Dormí en el guardarropa
Como un perro tolerado por la gerencia
Por ser inofensivo.
Voy a escribir este cuento para probar que soy sublime.

Esencia musical de mis versos inútiles,
Quién pudiera encontrarte como cosa que yo hice
Y no encontrarme siempre enfrente de la Tabaquería de enfrente:
Pisan los pies la conciencia de estar existiendo
Como un tapete en el que tropieza un borracho
O la esterilla que se roban los gitanos y que no vale nada.

El Dueño de la Tabaquería aparece en la puerta y se instala contra la puerta.
Con la incomodidad del que tiene el cuello torcido,
Con la incomodidad de un alma torcida, lo veo.
El morirá y yo moriré.

El dejará su rótulo y yo dejaré mis versos.
En un momento dado morirá el rótulo y morirán mis versos.
Después, en otro momento, morirán la calle donde estaba pintado el rótulo
Y el idioma en que fueron escritos los versos.
Después morirá el planeta gigante donde pasó todo esto.
En otros planetas de otros sistemas algo parecido a la gente
Continuará haciendo cosas parecidas a versos,
Parecidas a vivir bajo un rótulo de tienda,
Siempre una cosa frente a otra cosa,
Siempre una cosa tan inútil como la otra,
Siempre lo imposible tan estúpido como lo real,
Siempre el misterio del fondo tan cierto como el misterio de la superficie,
Siempre ésta o aquella cosa o ni una cosa ni la otra.

Un hombre entra a la Tabaquería (¿para comprar tabaco?),
Y la realidad plausible cae de repente sobre mí.
Me enderezo a medias, enérgico, convencido, humano,
Y se me ocurren estos versos en que diré lo contrario.

Enciendo un cigarro al pensar en escribirlos
Y saboreo en el cigarro la libertad de todos los pensamientos.
Fumo y sigo al humo con mi estela,
Y gozo, en un momento sensible y alerta,
La liberación de todas las especulaciones
Y la conciencia de que la metafísica es el resultado de una indisposición.
Y después de esto me reclino en mi silla
Y continúo fumando.
Seguiré fumando hasta que el destino lo quiera.
(Si me casase con la hija de la lavandera
Quizá sería feliz).
Visto esto, me levanto. Me acerco a la ventana.
El hombre sale de la Tabaquería (¿guarda el cambio el la bolsa del pantalón?),
Ah, lo conozco, es Estevez, que ignora la metafísica.
(El Dueño de la Tabaquería aparece en la puerta).
Movido por un instinto adivinatorio, Estevez se vuelve y me reconoce;
Me saluda con la mano y yo le grito ¡Adiós, Estevez! y el universo
Se reconstruye en mí sin ideal ni esperanza y el Dueño de la Tabaquería sonríe.


Traducción: Octavio Paz

19 oct 2009

Hoja Nº 6 de los Navegantes



Foto: Mariana Carmona

Eugénio de Andrade (Portugal)

Materia Solar (1980)



5


Claro que os desejas, esses corpos
onde o tempo não enterrou ainda
os cornos fundos – não é o desejo
o amigo mais íntimo do sol?
Que os desejas, como se cada um
deles fosse o último corpo
que o teu corpo tivesse para amar.





5


Claro que los deseas, esos cuerpos
donde el tiempo no ha hundido todavía
sus cuernos -¿no es el deseo
el amigo más íntimo del sol?
Que los deseas, como si cada uno
de ellos fuese el último, el último cuerpo
que tu cuerpo tuviese para amar.

Eugénio de Andrade (Portugal)

ROZANDO EL DECIR (1992)



As Primeiras Chuvas


As primeiras chuvas estavam tão perto
de ser música
que esquecemos que o verão acabara:
uma súbita alegria,
súbita e bárbara, subia e coroava
a terra de água,
e deus, que tanto demorara,
ardia no coração da palavra.




Las Primera Lluvias



Las primeras lluvias estaban tan cerca
de ser música
que olvidamos que el verano se había acabado:
una súbita alegría,
súbita y bárbara, subía y coronaba
la tierra de agua,
y dios, que tanto se había demorado,
ardía en el corazón de la palabra.

Eugénio de Andrade (Portugal)

EL OTRO NOMBRE DE LA TIERRA (1988)



A Figueira


Não tenho mãos para o azul
Sonho com o mar
que não está longe mas não vejo
arder.
Só a sombra parece estar em casa
debaixo dos meus ramos:
canta baixinho enquanto se descalça.




La Higuera



No tengo manos para el azul.
Sueño con el mar
que no está lejos pero que no veo
arder.
Sólo la sombra parece estar en casa
debajo de mis ramas:
canta bajito mientras se descalza.


Traducciónes: Ángel Campos Pámpano

Néstor Merigo (Argentina)

MUJERES - Las Idas en Marzo (2003)

El Entierro


Una caja de treinta y seis ángulos y el sol tinto del crepúsculo que la lustra.
A pié van las que se extinguen.
Pasan sus polleras sobre el polvo que habla
mientras ella también pasa ondulando, oscura, en equilibrio.

No hubo desierto más triste que alguien cruzara
sino aquel viaje,
aquella peregrinación entre cenizas
con manijas labradas sujetas a la cama de un ángel.
Jamás hubo cabellos ni cintas lilas que pesaran tanto.

Adentro, ella lo iría pensando en su agüita sin fondo
o hubiera empezado a ser una respuesta,
o el galope de un caballo de arcilla detenido en su moldura.
Eso que llaman eternidad, memoria o lo que se escurre de un pañuelo.

No hubo desierto más triste que alguien cruzara
sino esas mujeres de negro
a las que el polvo les reza historias parecidas.
(Abreu, encerraba doncellas en huacos de terracota
para oír cantar la muerte detrás de las paredes.)

Algo más que polvo mismo
aventan los largos pollerones que avanzan al entierro.
Hay guanacos, oratorios,
delicadas vírgenes poblando espejismos.
Hay voces, armaduras
sangre chorreando por peldaños infinitos.
Hay modos y ciudades, fábricas, bibliotecas ardiendo al pié de los altares.

No hubo desierto más triste que alguien cruzara
sino aquella soledad de polvo,
aquellas mujeres disueltas en la tarde irremediable.




Las Idas en Marzo



Fueron las hembras de cabellos gestuales. Las Idas
que soplaron el fuego de las tardes hondas
de rodillas que apenas flotaban.
Anilladas en racimos primordiales sorbían los jugos molidos de sus rondas.
Mano de Ana en la pequeña calabaza asida como un corazón
cebando el tiempo, de mano en mano.

Eran silencios con olor a tabaco y una usanza de templos,
la luna circular de la bombilla
luciendo sus libros, sus pezones, sus fotografías de caballos,
el desparpajo ritual de sus celos encadenados de pistola automática.

Norah teje una lanza de pólvora sobre el muslo,
Ruth sueña,
Esther calla modelada en su propia cerámica.

Ovejas inconclusas para el ser de las celebraciones
guardaron para siempre el espejo sagrado entre los libros.

Aquí la que juró morir virgen e inconfesa,
la que sonríe testimonial y lesbiana anterior a la especie
la que partiéndose el pelo se acaricia en silencio,
la Múltiple,
la Otra,
la que amé.

Jorge Gabriel Tula (Argentina)

El Follaje Incesante (2009)


Lo nominable



Las palabras sobre las que rueda la noche.
Tu canto en las arenas a orillas del sueño.
La nave silenciosa de la noche que cruza el tiempo.
El crujir de palabras secas como hojas en otoño.
Tus pensamientos cóncavos como ánfora de silencio.
Los ojos quemados de haber visto detrás de las estrellas.
Las innumerables vidas sobre esta tierra.
Las almas que se cruzan como profundos peces.
Las insondables formas en que se viste el mar.
Mi amada, que tiende los hilos secretos
de las ensoñaciones.

José Ángel Valente (España)

El Vuelo Alto y Ligero (1998)


(A MODO DE ESPERANZA 1953 – 1954)


“Serán Ceniza…”



Cruzó un desierto y su secreta
desolación sin nombre.
El corazón
tiene la sequedad de la piedra
y los estallidos nocturnos
de su materia o de su nada.

Hay una luz remota, sin embargo,
y sé que no estoy solo;
aunque después de tanto y tanto no haya
ni un solo pensamiento
capaz contra la muerte,
no estoy solo.

Toco esta mano al fin que comparte mi vida
y en ella me confirmo
y tiento cuanto amo,
lo levanto hacia el cielo
y aunque sea ceniza lo proclamo: ceniza.
Aunque sea ceniza cuanto tengo hasta ahora,
cuanto se me ha tendido a modo de esperanza.

José Ángel Valente (España)

El Vuelo Alto y Ligero (1998)



LA MEMORIA Y LOS SIGNOS (1960 – 1965)


César Vallejo


Ese que queda ahí,
que dice ahí
que ya hemos empezado
a desandar el llanto,
a desandar los doses
hacia el cero caído.
El niño, padre
del hombre aquel izado
a bruscos empujones
de desgracia.
El pobre miserable
que nos lanza puñados
de terrible ternura
y queda suavemente sollozando,
sentado en su ataúd.

El mendigo de nada
o de justicia.
El roto, el quebrantado,
pero nunca vencido.
El pueblo, la promesa, la palabra.

José Ángel Valente (España)

El Vuelo Alto y Ligero (1998)


NADIE (1993 -1994)


7


La lluvia cayó sobre las hojas
hasta agotar los números del tiempo.

El río trajo la bronca imagen de los asesinos
reflejada en sus aguas más oscuras.
Venían con sus dioses de bolsillo,
aguardentosos, tristes, ávidos.
El áspero ruido de sus botas
llegaba hasta las bóvedas del cielo.

Vosotros os levantaréis hacia el aire
como bandada de aves indefensas.

No sabéis cuantos murieron,
cuántos habéis quedado,
qué quedará de todo y de la luna
cuando ya nada quede de vosotros.

Fazendeiros de fazendas e mortes
cheios de sombra.

Quien esté ciego para verlo no merece
vivir.

El mate ardiente pasa
de una mano a otra mano.
Todas las manos juntas representan
el nuevo nacimiento, el vuestro, el nuestro,
si aún nos fuera posible
nacer a vuestro lado
en la tierra sin mal.

(Redoble por los Kaiowá del Mato Grosso del Sur)

5 oct 2009

Hoja Nº5 de los Navegantes

José Inácio Vieira de Melo


Epitáfio para Guinevere


Cavalos já foram pombos
de asas de nuvem.

Domingos Carvalho da Silva



Meus cavalos choram por ti, égua de olhos azuis.
Não mais invadirei o vento montado no teu galope.

Que fique inscrito na tua lápide
o verso de lágrimas dos meus cavalos.

Para tu, que trazias os céus dentro dos olhos,
o relinchar da paixão pagã
dos cavalos que trago dentro de mim.




Epitafio para Guinevere

Caballos ya fueron palomas
de alas de nubes.

Domingos Carvalho da Silva


Mis caballos lloran por ti, yegua de ojos azules.
Nunca más invadiré el viento montado en tu galope.

Que quede inscripto en tu lápida
el verso de lágrimas de mis caballos.

Para ti , que traías los cielos adentro de los ojos,
el relinchar de la pasión pagana
de los caballos que traigo adentro de mí.


Traducción: Claudina Ramirez

José Inácio Vieira de Melo





Sentido



Os homens vinham e havia um caminho.
Continuavam, e o prumo os esperava,
e eles seguiam acreditando nisso:
sempre rumar – sempre sempre sempre.

Os homens nunca chegavam a algum lugar,
mas iam eternamente em busca de,
pois não queriam nem suportariam
entender a verdade do lugar nenhum.



Sentido


Los hombres venían y había un camino.
Continuaban, y la brújula los esperaba,
y ellos seguían creyendo en eso:
siempre rumbear – siempre siempre siempre.

Los hombres nunca llegaban a algún lugar
pero iban eternamente en busca de,
pues no querían ni soportarían
entender la verdad de lugar ninguno.



Traducción: Claudina Ramirez

José Inácio Vieira de Melo

A morte promete jardins

Para Luís Antonio Cajazeira Ramos


Este teu brilho de agora
são cacos – rastros errantes
que persistem na busca inútil
da tua primeira semente.

Este teu brilho de agora
é a sombra do que foste,
e se ainda és girassol celeste
é que a morte promete jardins.




La muerte promete jardines



Este tu brillo de ahora
son trozos – rastros errantes
que persisten en la busca inútil
de tu primera semilla.

Este tu brillo de ahora
es la sombra de lo que fuiste
y si todavía eres girasol celeste
es que la muerte promete jardines.


Traducción: Claudina Ramirez


Datos: José Inácio Vieira de Melo, nació en Olho d`Água do Pai Mane, Alagoas, actualmente reside en Bahia. Publicó: Códigos do silêncio (2000), Decifração de abismos (2002),
A terceira romaria (2005) y A infância do Centauro (2007).-

Paula Cajaty - Afrodita in Verso (2008)

NOITE ABERTA


no fim do dia
quando o sino da igreja
canta sua musica mais longa
também escuto sua voz
tardia
iniciando a noite
chamando para o escuro
e tudo fica nublado
no som da tarde
se despedindo
apagando luz
desligando
entre tanta vontade vã
saindo
pra só voltar
na saudade
quem sabe
amanhã...



NOCHE ABIERTA


al final del día
cuando la campana de la iglesia
canta su canción más larga
también escucho su voz
tardía
iniciando la noche
llamando a la oscuridad
y todo se nubla
en el sonido de la tarde
despidiéndose
apagando la luz
desligando
entre tanta vana voluntad
saliendo
para sólo volver
en la saudade
quién sabe
mañana...


Traducción: Eugenia Gay

Paula Cajaty - Afrodita in Verso (2008)

CONFISSÃO


meus sussurros
são derramados
em papel de carta.
quando a calma da tinta acabar
esqueça que te amo.



CONFESIÓN


mis susurros
son derramados
en papel de carta.
Cuando la calma de la tinta se acabe
olvida que te amo.


Traducción: Eugenia Gay

Paula Cajaty - Afrodita in Verso (2008)

MERGULHO NO DESCONHECIDO

ela se deliciava nele
com a desconstrução dos seus dogmas
com o questionamento dos seus motivos
vendo estampado por trás do olho
o brilho e o encantamento
que a enchia de tudo
que a suspirava de vida
e dava vontade de se dar pelo mundo...
ela gostava do desafio da retórica
ao qual normalmente se foge
num ambiente de conquista
mas ele enfrentava
mantinha a impropriedade das perguntas
questionava seus motivos
dando ainda mais motivo
para ela mergulhar
sempre e ainda mais
nele
nela
em tudo.

BUCEO EN LO DESCONOCIDO

ella se deleitaba en él
con la destrucción de sus dogmas
con el cuestionamiento de sus motivos
viendo estampado atrás del ojo
el brillo y el encantamiento
que la llenaba de todo
que la suspiraba de vida
y daba ganas de darse por el mundo...
a ella le gustaba el desafío de la retórica
del cual normalmente se huye
en un ambiente de conquista
pero él enfrentaba
mantenía lo inapropiado de las preguntas
cuestionaba sus motivos
dando aun más motivo
para ella bucear
siempre y más aún
en él
en ella
en todo.


Traducción: Eugenia Gay

DONIZETE GALVÃO

Silêncio

De pedra ser.
Da pedra ter
o duro desejo de durar.
Passem as legiões
com seus ossos expostos.
Chorem os velhos
com casacos de naftalina.
A nave branca chega ao porto
e tinge de vinho o azul do mar.
O maciço de rocha,
de costas para a cidade
sete vezes destruída,
celebra o silêncio.
A pedra cala
o que nela dói.


Silencio

De piedra es.
De piedra tiene
“el duro deseo de durar”.
Pasan las legiones
con sus huesos expuestos.
Lloran los ancianos
con chaquetas de naftalina.
La nave blanca llega al puerto
y tiñe de vino el azul del mar.
El macizo de roca,
de espaldas a la ciudad
siete veces destruida,
celebra el silencio.
La piedra calla
lo que en ella duele.


Traducción: Paulo Octaviano Terra

DONIZETE GALVÃO

As ninfas

As meninas
florescem em músculos e seios e barrigas lisas,
peles de pêssego
maduras aos olhos da cobiça.

As meninas
são miragens de vitrina,
algodão doce de esquina,
infláveis ao vento a paixão.

Tão voláteis, tão escorregadias.
Basta um toque.
E não resta nada em nossas mãos.



Las ninfas


Las niñas
florecen en músculos y senos y barrigas lisas,
pieles de melocotón,
maduras a los ojos de la codicia.

Las niñas
son ilusiones de vinilo,
algodón dulce de esquina,
inflables al viento de la pasión.

Tan volátiles, tan resbaladizas.
Basta un toque.
Y no queda nada en nuestras manos.


Traducción: Lorenzo Pelegrin

DONIZETE GALVÃO

Fidelidade

María Zambrano alumia as palavras.
Amorosamente, vai abrindo trilhas
que conduzem o aprendiz aos picos,
onde se respira o raro ar da poesia.

Ensina-lhe uma lição de fidelidade.
De como buscar o segredo, ossada oculta,
que ganha existência no momento
em que se revela o que antes dormia.

Aprende-se com ela a colher do silêncio,
da solidão que vem desde a infância,
palavras que precisam ser escritas.

Língua solta não apresenta serventia.
A virtude anula vaidades e paixões:
a voz contida fala mais que gritaria.



Fidelidad


María Zambrano alumbra las palabras.
Amorosamente, va abriendo senderos
que conducen al aprendiz a los picos,
donde se respira el raro aire da la poesía.

Le enseña una lección de fidelidad.
De cómo buscar el secreto, osamenta oculta,
que gana existencia en el momento
en que se revela lo que antes dormía

Se aprende con ella a tomar del silencio,
de la soledad que viene desde la infancia,
palabras que necesitan ser escritas.

Lengua suelta no presenta servidumbre.
La virtud anula vanidades y pasiones:
La voz contenida habla más que si gritara.

Traducción: Paulo Octaviano Terra

Datos: Donizete Galvão nasceu em Borda da Mata, Minas Gerais, Brasil,
em 1955. Publicou Azul navalha ( T.A. Queroz, Editor, 1988),
As faces do rio (Água Viva Editores, 1991), Do silêncio da pedra
(Arte Pau-Brasil, 1996), A carne e o tempo ( Nankin Editorial, 1997)
e Ruminações (Nankin Editorial, 1999), Mundo mudo ( Nankin, 2003).-