2 jul 2011

Año 3 - Hoja N° 7 - Bienvenidos - Navegantes 2011


Fotografía: Agostina Rosso

Anderson Braga Horta (Brasil)

BIOGRAFIA


Mínima nave, me perco,
e de perdido me encontro,
por estes mares noturnos
de tempestade. Santelmo
a arder na ponta dos mastros:
flâmula breve que agito
à face oculta dos astros.
Meu corpo, verdeprecária
crosta de limo na pedra,
arde e passa. Arde e fica
meu sonho, incêndio no charco.

E circunscreve o infinito.


BIOGRAFÍA


Mínima nave, me pierdo,
y de perdido me encuentro,
por estos mares nocturnos
de tempestad. Santelmo
ardiendo en la punta de los mástiles:
flámula breve que agito
a la cara oculta de los astros.
Mi cuerpo, verde-precaria
costra de limo en la piedra,
arde y pasa. Arde y queda
mi sueño, incendio en el charco.

Y circunscribe lo infinito.


Traducción: Nahuel Santana

Anderson Braga Horta (Brasil)

SONETO RETRÓGRADO


Atento escuto as vozes do silêncio.
Na solidão do ser em que me esqueço,
Jeová veste o universo pelo avesso...
O brejo desafia o céu — e vence-o!

Quer a alma vestir-se como o lírio,
A mirar-se do azul no espelho ardente:
Quer o sonho ser já o que se pressente,
Flor de nada em sua haste de hidrargírio!

Oh! a rosa do espírito, almo duende,
Cujo interno esplendor no olhar assoma!
Pura essência infinita é o cárneo aroma

Da matéria que, esfeita, em glória ascende.
Nas asas de invisíveis albatrozes,
Atento escuto do silêncio as vozes...




SONETO RETRÓGRADO


Atento oigo las voces del silencio.
¡Oh, soledad del ser, con quien converso,
Jehová viste al revés el universo...
El cieno desafía al cielo y venzo.

Quiere el alma vestirse como lirio,
Para mirarse en el espejo ardiente:
Quiere el sueño ser ya lo que presiente,
Flor de nada en su asta de mercurio.

¡Oh, rosa del espíritu, almo duende,
Cuyo esplendor en la mirada asoma!
Es esencia infinita el cárneo aroma

De la materia que a la gloria asciende.
En invisibles pájaros veloces,
Atento del silencio oigo las voces.


Traducción: José A. Pérez

Fotografía: Aída Ovando

Anderson Braga Horta (Brasil)

O DEUS QUE CHORA


Baldado é perguntar. Na andina altura,
surdos, os megalíticos ouvidos
nada entendem. Se entendem, pétrea, a boca
mastiga as flores mudas do mistério.

É o Deus Que Chora. Inútil despertá-lo,
se desperto sempre é, petrificado.
Exibe a face obscura do segredo.
Dentro incaico não é, pois mais: humano.

Baldado é perguntar, porque a resposta
na pedra está, mais treva que o silêncio.
Não nos propõe esfíngico dilema,

senão que lhe bebamos a mensagem,
o Grande Deus de cujo olhar escorrem
as cabeças dos filhos decepadas.



EL DIOS QUE LLORA


En vano es preguntar. La altura andina,
sordos los megalíticos oídos,
nada escucha. Si escucha, pétrea boca
muerde las flores mudas del misterio.

Ese es el Dios que Llora. Despertarlo
es inútil, pues siempre está despierto.
Muestra la faz oscura del secreto.
No es incaico por dentro, sino humano.

En vano es preguntar, porque responde
la piedra, más oscura que el silencio.
No nos propone esfíngico dilema,

sino que le bebamos el mensaje,
el Gran Dios que en sus lágrimas escurre
de los hijos las cabezas truncadas.


Traducción: Francisco Bello

Anderson Braga Horta (Brasil)

ÓRFICA

I

Que ser é esse de que o céu se espanta?

O corpo esquartejado
levam-no os rios, bebem-no os mares,
vai com o vento nos ares.
Faz-se terra na terra.
Torna-se nada em todos os quadrantes.

Mas a cabeça canta.

II
Que corpo é esse
arcaico
animado de um fogo
entre o sagrado e o laico?
Corpo que se destroça,
fogo que se levanta.

III
Ai, o corpo se esfaz em limo, em lama.
As pernas, extintas, erram por seiva.
As mãos, arrancadas, crispam-se por frutos.

Mas a cabeça
canta!



ÓRFICA

I

¿Qué ser es ese que aún al cielo espanta?

A su cuerpo cuarteado
lo llevan los ríos, lo beben los mares,
lo sube el viento al aire.
Se hace tierra en la tierra.
Se vuelve nada en todos los cuadrantes.

Mas la cabeza canta.

II
¿Qué cuerpo es ese
arcaico
animado de un fuego
entre sagrado y laico?
Cuerpo que se destroza,
fuego que se levanta.

III
El cuerpo se deshace en limo, en lama.
Las piernas, extintas, yerran por savia.
Las manos, arrancadas, críspanse por los frutos.

Mas la cabeza
¡canta!


Traducción del Autor

Horacio Preler (Argentina)

SÍMBOLOS


Un extranjero recorre las calles
de una ciudad desconocida.
El misterio se encierra
en los extraños laberintos.
Los hombres pasan unos junto a otros,
sólo los viejos conocidos se saludan
con las ceremonias de costumbre.
Nos entendemos pobremente,
apenas delineamos los contornos del gesto
articulando símbolos heroicos
para superar el desamparo.

(De: Lo abstracto y lo concreto, 1973)


SÍMBOLOS


Um estrangeiro percorre as ruas
de uma cidade desconhecida.
O mistério termina
nos estranhos labirintos.
Os homens passam uns junto aos outros,
somente os velhos conhecidos se saúdam
com as cerimônias de costume.
Entendemo-nos pobremente,
apenas delineamos os contornos do gesto
articulando símbolos heroicos
para superar o desamparo.


Traducción: Ronaldo Cagiano

Horacio Preler (Argentina)

MEMORIA DE LA MUERTE


Saber que morimos, ésa es la duda final
de la existencia. Morir hacia caminos de esperanza,
la última palabra decisiva modelando epitafios
y la voz de la golondrina verde del verano.
Saber que el tiempo es un aliado de la muerte
depositando sus retoños,
acumulando reseñas de quebrantados nombres.
La muerte, con su consigna total,
reconcentrada en su dominio inexpugnable,
dominadora de las horas,
plenitud del alma ya inexistente.
Y después esta vida,
así, crujiendo en el honor o la nostalgia,
la vida sin valor y sin memoria
enorme aposento sin emblema dilatando el espacio
con tibios escalones.
La muerte detiene cada día la hojarasca o la voz,
pequeña lámpara que asesina sin culpa
como una amante en una tarde oscura del invierno.
La muerte como una cotidiana materia
que dibuja su solitaria imagen,
llamado incipiente que se desnuda como un hueso,
un esqueleto húmedo y vacío, cortejando la luz,
entregando a la aurora su habitante final.
La muerte general en su ilimitada mansedumbre
y su teñida voz,
que se entrega una vez a la respuesta inalcanzable
legada a la última algarabía del verano,
la íntima plegaria
que cabe en el dedo unánime del tiempo.


(De: Oscura Memoria, 1992)


MEMÓRIA DA MORTE


Saber que morremos, eis a dúvida final
da existência. Morrer em direção aos caminhos da esperança,
a última palavra decisiva modelando epitáfios
e a voz da andorinha verde do verão.
Saber que o tempo é um aliado da morte
depositando sua prole,
acumulando comentários de alquebrados nomes.
A morte, com seu lema total,
reconcentrada em seu inexpugnável domínio,
dominadora das horas,
plenitude da alma inexistente.
E após esta vida,
assim, rangendo o horror ou a nostalgia,
a vida sem valor e sem memória
enorme sala sem emblema dilatando o espaço
com frouxos degraus.
A morte detém cada dia o lixo ou a voz,
pequena lâmpada que assassina sem culpa
como uma amante em uma tarde escura de inverno.
A morte como uma matéria quotidiana
que desenha sua solitária imagem,
chamado incipiente que se despe como um osso,
um esqueleto úmido e vazio, cortejando a luz,
entregando à aurora seu habitante final.
A morte geral em sua ilimitada mansidão
e sua tingida voz,
que se entrega uma vez à resposta inalcançável
doada à última algaravia do verão,
à íntima súplica
que cabe no dedo unânime do tempo.

Traducción: Ronaldo Cagiano

Horacio Preler (Argentina)

PALABRA FINAL


Hoy hemos regresado de la infancia
casi sin darnos cuenta,
sin poner en los registros la hora de partida.
Regresamos del pasado
con la retina herida y el hueso carcomido.
Los dedos parecían dardos
tirados sobre un blanco perfecto,
marcas de las uñas sobre la piel
y un hondo peregrinaje
hacia el lugar iluminado de la carne,
aquello que integra la miel y la leche
de la última palabra.

(De: Zona de Entendimiento, 1999)


PALAVRA FINAL


Hoje regressamos da infância
quase sem nos darmos conta,
sem por nos registros a hora da partida.
Voltamos do passado
com a retina ferida e o osso carcomido.
Os dedos pareciam dardos
arremessados sobre um branco perfeito,
marcas das unhas sobre a pele
e uma profunda peregrinação
tomava o lugar iluminado da carne,
aquilo que integra o mel e o leite
da última palavra.


Traducción: Ronaldo Cagiano

Horacio Preler (Argentina)

LA PARED

Todas las mañanas un hombre
levanta las paredes de su casa.
Sube a los andamios; el sol brilla en su piel.
Abajo, sus hijos juegan con la arena.
Está solo.
Quizá piensa en la mujer que tuvo
o en la época en que fue feliz.
Cuando termina su trabajo,
recoge sus herramientas
y regresa por el mismo camino que llegó.

(De: La razón migratoria, 1977)



A PAREDE

Todas as manhãs um homem
levanta as paredes de sua casa.
Sobe nos andaimes; o sol brilha em sua pele.
Embaixo, seus filhos brincam com a areia.
Está sozinho.
Talvez pense na mulher que teve
ou na época em que foi feliz.
Quando termina seu trabalho,
recolhe suas ferramentas
e volta pelo mesmo caminho que chegou.



Traducción: Ronaldo Cagiano