15 mar 2010

Fernando Fábio Fiorese Furtado (Brasil)

A mão do pai


Eis que o menino admira ter na sua
a mão do pai, menos porque onde arrua
desenreda-se uma inteira Odisséia
do que por ser potro testando a rédea.
Também porque aquela mão, quando avulsa,
para outro menino os olhos assesta,
o menino que foi o pai e nele avulta
ao surpreender no mínimo suas festas.
De um tapume sozinho como suas nódoas,
da venda onde a fome se pesa à parte,
de um que se pendura de alegría e rastes
e outro cuja fala pijama as horas,
desses o pai sabe a fábula e glosa,
como de posse do olho de Balzac
tudo pudesse demudar em prosa
para adiar a morte daquela tarde.



La mano del padre


He aquí que el niño admira tener en la suya
la mano del padre, menos porque donde vaga
se desenreda una entera Odisea
de que por ser potro testeaba la rienda.
También porque aquella mano, cuando suelta,
hacia otro niño los ojos apunta,
el niño que fue el padre y en él crece
al sorprender en lo mínimo sus fiestas.
De una cerca solita con sus manchas
de la venta donde el hambre se pesa en partes,
de uno que se hamaca de alegría y trastos
y otro cuya palabra piyama las horas,
de esos que el padre sabe la fábula y la glosa,
como si apropiándose del ojo de Balzac
todo pudiese demudar en prosa
para aplazar la muerte de esa tarde.



Traducción: Alberto Acosta


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