a mi madre, Reina
08/09/1930 - 09/09/2009
Yo les cuento tan sólo lo evidente.
El rocío terrestre en las mañanas
y las hierbas cargadas de cristales,
vencidas a la orilla de la acequia
por donde el agua puede con la escarcha.
Es un pueblo de álamos, montañas y silencio.
No sé porqué este invierno he querido contarles los detalles,
quizás porque no vuelva con las manos heladas y raspadas,
a buscar un pedazo de tortilla en el humo interior de los braceros.
Y les cuento, que las mañanas de invierno son tan bonitas
como los festejados atardeceres del verano.
Ahora es tiempo de ir hacia la tierra,
no hay otro modo donde el hombre vuelva
a su propia simiente renovado.
Los pequeños rastrojos, los callejones íntimos,
casi un camino cruzando el pensamiento.
Hasta esa dignidad en la pobreza,
para vergüenza de otros,
es parte de mi pueblo y su recuerdo.
Claudio Sesín
Por el aroma de nuestros pueblos natales, por el aroma de las manos de nuestras madres, hoy tomo la tuya para andar un rato juntos querido amigo. Gracias por las palabras siempre. Vero
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